[theatre etiquette]

by David Fridman


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Para empezar, si eres un theatre goer, en mi muy personal punto de vista, eres un chingón.

Pero es importante saber que cuando uno va al teatro, hay ciertas “reglas” que uno debe de tener en cuenta para que se pueda disfrutar y aparentemente estas reglas no son tan obvias para todos, entonces ahí les va: Dave’s Rules for Theatre Etiquette.

Ir al teatro es un Evento. Da igual si vas a ver a Jude Law en Halmlet o vas a un black box en un vecindario dudoso o es la pastorela de tu sobrino en el Irlandés. En el momento en el que tu te sientas en una butaca a ver a unos humanos pretender, hay que tomar en cuenta todo el proceso por el que pasaron para estar ahí. Ensayos, memorización, ensayos, negociaciones, ensayos, pleitos de divas, ensayos, sangre, sudor, ensayos y lágrimas. Y ensayos. O sea, uno llega muy cómodo a ser entretenido durante 2 horas, pero antes de esto existieron procesos de los que uno, como público, no tenemos idea que pasaron. Y es por esto que el espectador (tú) necesita también echarle ganitas.

Yo interpretando a Malgise, un mago malvado en una obra que hice en Central Park. Era verano y mi vestuario era de terciopelo. ESO es dedicación.

#cuandoviviaenNY mi masestra de Speech decía que era triste ver como había cambiado todo el proceso de ir al teatro. La señora tiene unos 75 años entonces probablemente le tocó la época de Cole Porter. Ella decía que cuado era joven allá en la Inquisición, la gente se arreglaba para ir al teatro como si fuera a ir a una boda. Top hat, white tie and tails for the gentleman, evening gowns for the ladies. Esto claramente ya no sucede – ni va a volver a suceder – porque quien chingados se va a poner un smoking cuando uno puede ir en su teni y su sudadera de A&F. Pero imagínense que chingón sería…

Lo que si es importante son los siguientes puntos que voy a tocar, porque cada vez que voy al teatro, invariablemente pasa una de estas cosas y yo tengo que respirar profundo para no pararme de mi butaca y hacerle un Fatality al barbaján en cuestión.

Celulares.

Yo digo que está cabrón que tenga que escribir esto porque, si tuviésemos sentido común, uno jamás tendría que pasar por la vergüenza de que le suene el celular a medio performance. Es de simios. Y más aún porque al principio de la obra, el amable señor en el altavoz nos recuerda en cada llamada que “APAGUEN SUS CELULARES”. Ya si no lo quieres apagar, tons mínimo en vibrador (si lo pones en vibrador y la obra está aburrida y te vibra, mínimo te entretienes tu solito).

Lo que es aún peor es que, ok, ya te sonó el celular, ya hiciste el pinche oso enfrente de 500 personas – porque TODOS sabemos que fuiste tú por la cara de imbécil que pusiste cuando todo el teatro te volteó a ver – y luego lo contestas!!! Chiavos, no mamen.

Para resumir todo esto, tengo un tweet que pongo siempre que voy al teatro, esperando esparcir un poquito mi labor de theatre etiquette:

"Si te suena el celular en el teatro, mereces un madrazo. Si lo contestas, mereces un balazo."

Cámaras.

Esto es casi lo mismo que lo del celular. No falta el primate que lleva su cámara que hace *click* cada que toma una foto. Y luego te puede tocar un primate profesional que toma la foto CON FLASH. O sea, no. Y si te toca una Diva en el escenario mientras tu haces tu photoshoot, estas bien bruto. Es como rascarle los tanates al diablo. 

Chéquense este clip de Patti LuPone cuando un brother le tomaba fotos mientras ella cantaba.

Ay pobre. Pero no. #tenguele

Golosinas.

Quien no disfruta de unas sabrosas gomitas? O de unos Bonbons de dieta? O de un sándwich que se te pega en el paladar? Yo les digo: todos. Todos.

El pedo es cuando estamos comiendo unas Rufles a media función y la bolsita hace mas ruido que un tractor en high. Aguantense su hambre para el intermedio! O que mejor, saliendo del teatro se van a cenar a un restaurante para comentar lo chingón que lloró la protagonista - "que bien trabaja esa actríz" diría mi madre. O para discutir lo difícil que es hacer lo que acaban de ver dos veces al día cada fin de semana. O nomas para emborrachar a su date y saciar su hambre... de sexo. Pero por el amor de Dios, no mastiquen cacahuates japoneses porque, aunque ustedes no lo escuchen, sus vecinos butacales si lo oyen y probablemente les van a querer cortar la yugular con el programa de mano.

Tos.

Una vez fui a ver A Chorus Line y durante un monólogo importante y SUPER dramático a un brother le dio un ataque de tos de esos que parecen epidemia de virus mortal con flema y sangre. Por lo menos así me lo imaginé yo porque le duró – no es broma – 15 minutos su ataque.

Esto ya cae en otra categoría. Los ataques de tos son como los calambres. Uno nunca sabe cuando le va a dar y a todos nos puede pasar en cualquier momento, especialmente si se te va la palomita chueca. Pero si ves que te estas muriendo, entonces ten la amabilidad de salir del teatro, vete al lobby y continua tu muerte donde no distraigas. 

Arrumacos.

El amor es maravilloso. Y siempre es importante demostrarle a tu significant other cuanto se quieren. Pero hay momentos y a la mitad de O’Neil no es uno. Váyanse al bar de Sanborns a darse sus bocinazos. No en el teatro. Y mucho menos a media obra.

Ronquidos.

Neta, espectador? NETA?

 

Ya acabé. Con todo lo anterior dicho, vuelvo a repetir que ir al teatro es una chingonería, y todos los que pagamos una lana para ir a ser entretenidos y apoyar este arte somos unos chingones y nunca jamas jamasnunca hay que dejar de hacerlo!

Exeunt.