[Morgan Fridman]

by David Fridman


 

A todos en la vida nos llega el momento en el que decimos “A quien le voy a heredar mis cosas? Mis zapatos? Mis bufandas? Mis throw pillows?” A mis 28 años de edad recién cumplidos, me di cuenta que no tenía ni perro que me ladre. Literal.

Mi amiga y activista @ericasanchezsu se desvive por los perros. Hagan de cuenta que es Boutros Boutros Ghali pero para perros. Googolen al brother, no sean huevones. Los salva. Los alimenta. Les da casa. Los consiente. Si la ley lo permitiera, probablemente se casaría con un perro. O con varios. Sería mormona de perros.

El punto es que un sábado me llamó toda breezy y me dijo “David, acompáñame a ver a una perrita que rescaté del lugar que matan perros. Esta enferma, tiene cáncer, un tumor y tiene ocho cachorritos que van a morir.” Yo le dije “Erica, lo que esa perra necesita es una hora completa con la Señorita Laura porque ay pobre.”

Llegamos al hospital de perros – que en este caso es una cobachita en la oficina vieja de Erica – y ahí estaba la Señora Perra con sus cachorritos recién nacidos. Creo que tenían como 2 horas de nacidos. Siete de los ocho cachorros estaban a jueguili jueguili encima de la mamá y la pobre toda agobiada. Uno de los cachorritos estaba allá en la esquina, reposando, dormitando o simplemente era muy maduro para estar jugando a las mordidas con sus hermanos. Ni lo pensé y dije: "ESE! El huevón! Lo quiero!". Y pues ese se convirtió en lo que es ahora el dueño de mis quincenas. Y de mi papel de baño.

Father & Son meet.

 

Fue una decisión impulsiva, si. Pero las mejores decisiones son las impulsivas. Si yo no tomara decisiones impulsivas, nunca hubiera conocido New Jersey borracho pero ese no es el punto. Decidí que iba a ir con todo. Esperamos unas semanas mas para que me lo pudiera traer a Pomona (si no sabes que es Pomona, probablemente vives en una cueva en Mai-Tai o eres nuevo en mi blog) porque separarlo de su madre a tan temprana edad dicen que causa trauma, vean a Tarzán.

El día que lo fui a recoger, resultó que el dude tenía neumonía, un absceso en el cuello y una infección en las vías respiratorias y dije “Puta madre escogí al defectuoso...” Ni pedo, lo llevamos al veterinario y lo inyectó, le metió pastillas por todos los orificios posibles, le puso un líquido extraño para las pulgas y me dijo que iba a estar bien en un par de semanas. Qué chingados voy a hacer con un perro enfermo? Soy enfermero en la tele pero en la vida real, cualquier malestar lo soluciono con  Rivo. Bendito Rivo.

Bueno, me lo traje a mi casa y el perrito lloraba que hagan de cuenta que lo había separado de su mamá para siempre. Luego me di cuenta que lo había separado de su mamá para siempre y pues lo entendí.

Las primeras noches fueron complicadas. Lloraba, no se hallaba, no entendía que pasaba. Como yo cuando me perdí en Bélgica a los 15 años, mas o menos. Entonces lo consentí mas que jamás. Hasta lo dejé que se durmiera en mi cama y eso no es algo que hago con cualquiera (por eso #soysolo yo creo).

Fueron pasando los días y el Morgan como que se empezó a acostumbrar. Lo empecé a dormir en su nueva casa (una caja de cartón del Costco que amenicé con t-shirts viejas y una cobijita que me regalaron en la premiere de Hunger Games). Le compré un par de juguetes y su comidita y dije, ah, ya es un perro educado. Bien Deivid, bien hecho.

Ja.

Error eso de que agarrara confianza en mi depa. Ahora como el mister se siente amo y señor de todo, y cada que llego yo o alguien mas le echan flores y le hablan como si fuera Barbar Mori, se siente presidente de Pomona. Muerde todo. Cuando digo todo, no crean que me refiero a solamente un par de cosas, me refiero a TODO. Yo tenía un jabón para la cara finísimo carísimo de una marca que no puedo ni pronunciar y Morgan decidió hacerlo su #tentempie de medianoche. El papel de baño se termina mas rápido que una botella de Gin cuando salgo con mis amigos, los trapos de cocina son como vestimenta del homeless que vive a la vuelta y mis plantas, mis pobres plantas si pudieran hablar, ya hubieran recogido sus cosas y se hubieran mudado de casa.

Y tampoco se me comentó que cuando uno adopta a un perro (y tengo entendido que lo mismo pasa cuando adoptas un bebé), uno le tiene que perder el miedo a la caca. No mamen, oigan. NO MAMEN.

Mas sin embargo y a pesar de todas estas situaciones, creo y siento que Morgan vino a hacerme mas feliz a mi y a la gente a mi alrededor. Y en cuanto lo pueda sacar a pasear al parque, siento que voy a ligar mas que el Principe Harry en un dorm.

Quiero comentar también que va a crecer mucho y probablemente me van a correr de mi depa porque hay una regla estúpida que no permite perros en el edificio. Cosa que me causa conflicto porque yo siempre veo perros en el elevador y escucho ladridos a todas horas entonces a menos que la vecina tenga un fetiche canino, hay inquilinos que están rompiendo esas reglas.

Ah, y odia su correa. Se la pongo y es como si le estuviera poniendo un cinturón de castidad a una springbreakera en Cancun. Llora, ladra, maúlla (si, maúlla, es bilingüe) y despotrica en contra de mi y del mundo en general y se rehusa a caminar ni siquiera dos pasos. Ya le estoy aplicando el chantaje con la salchicha y como que se está dejando un poquito. El problema es que cuando come salchicha, su  popó sale mas aguadita y es mucho mas difícil para mi sanidad mental levantarla. #seguimosinformando

Si alguien tiene informes o conoce a alguien que me pueda asistir en cuanto al entrenamiento de un cachorro (me comentan que no es recomendable ponerle unas gotitas de Rivo en el agua para que se aplaque), por favor canalícenmelo para ponerme en contacto con él y convertirlo en mi sensei.

Este post es probablemente el primero de muchos que se basarán en mi bestia hermosa, estén al pendiente.

#TodosSomosMorgan