[in selfie defense]

by David Fridman


Hace chingos no escribo. He estado procesando varias cosas de las que quiero hablar entonces les conviene que de repente haga desaparición. Es como el comeback de Robert Downey Jr.

Soy Ironman.

 Por favor no se tomen mi apodo a la ligera. Permítanme elaborar.

 Y con esta historia hago mi comeback…  Exciting, huh?

 

Fui a mi clase de yoga de la 1 de la tarde (voy a clase de yoga a la 1 de la tarde porque tengo horarios de señora de Las Lomas). Terminó mi clase de yoga a las 2 de la tarde y me regresé a mi casa caminando.

 El camino de la yoga a mi casa es muy tranquilo. Camino una calle, cruzo una avenida con un gran puente , camino otra calle y llego a mi casa. Me puse mis audífonos, me puse mis lentes, agarré mi yoga mat y arranqué.

El día estaba bien chulo. Eran como las 2:30pm, había sol, había gente en las calles, coches en la avenida y un ambiente de miércoles pre-puente. Todos contentos.

 Mientras cruzaba la avenida caminando por el puente, ví la vista que tenía de la Ciudad de México y yo en mi mente me dije “Ah! Qué maravilloso momento para una selfie!” (me tomo selfies porque soy actor).

 Saqué mi iPhone – para mis lectores asiduos, sabrán que voy en el sexto iPhone – y me empecé a tomar fotos. No nos hagamos pendejos. Todos nos hemos tomado selfies. Todos. Hasta Angelina Jolie. y todos sabemos que hay que hacer varios intentos para sacar la selfie perfecta. Entonces empecé mi uni-estudio. Tomé varias. La gente pasaba. Me veía. Pensaban “seguro es actor”. Seguían su camino.

 Pasó un par de jóvenes constructores o albañiles o oledores de resistol y me voltearon a ver y siguieron su camino. Yo seguí con mi selfie-shoot. 30 segundos después, este par de salvajes venían caminando de regreso y pensé “pobres, se equivocaron de camino los muy inocentes” y seguí con mi selfie-shoot. Empezaron a acercarse a mi y pensé “pobres, seguro no tienen reloj y van tarde a la construcción y quieren saber la hora”.

 Ay David.

 Lo que a continuación pasó lo recuerdo todo en .04 segundos. Por favor denle el ritmo necesario para sentir la adrenalina necesaria.

 Estos dos salvajes se me acercaron y se me pararon enfrente. Uno de ellos – llamémosle Eloy – me dice “danos tu celular”  mientras el otro – Donovan – sacó una navaja de sus baggy pants y me la pone a la altura del diafragma.

 Traté de salir corriendo pero el muy vivo de Eloy me agarró de los hombros para detenerme. Donovan todavía me amenazaba con su navaja. Me volvían a decir “danos tu celular, solo queremos tu celular, danos tu celular” una y otra vez. De alguna manera empezamos a movernos en círculo, yo tratando de escaparme y ellos me bloqueaban.

 Mi adicción a las 8 temporadas de 24 no fueron en vano.

 Yo en mi cabeza solo pensaba NI MADRES LES VOY A DAR MI CELULAR A ESTE PAR DE RUFIANES, ni que fueran Sebastian Ligarde en Quinceañera. Ese brother si daba miedo.

 En un acto de iguales cantidades de valentía y estupidez, guardé mi celular en la bolsa de mis pants con mi mano izquierda y con la derecha le agarré la muñeca de la mano en la que traía la navaja a Eloy y con mi espalda empecé a aventar para atrás a Donovan. Y seguimos girando sobre nuestro propio eje.

Mi herida de guerra.

Mi herida de guerra.

Yo no se que pinche Dios del Kung Fu se apoderó de mi que en una milésima de segundo le metí el pié a Donovan y los dos nos caímos al piso. Cuando vió esto Eloy y entendió que no me iba a dejar ser abusado de mis derechos, como que se espantó mas que yo y se echó a correr en el puente. Donovan se paró en chinga y lo siguió. Yo me levanté, agarré mis lentes, mi gorra y mis audífonos del piso y – aquí es donde yo ya no entiendo nada de mi cerebro – los perseguí.

 “Órale cabrones! No sean cobardes! Regresen! Pinches gatos!” les gritaba mientras ellos corrían y yo los perseguía. Cabe notar que varios coches que pasaban por ahí se frenaron porque pues es de humanos que si ves que están asaltando a un actor, te frenas y le ayudas.

 

Llegué al final del puente y los vándalos se escaparon por unas escaleras que espero los haya llevado directito al infierno. O al hostal ese de la película de terror. Mi pulso estaba latiendo mas rápido que cuando le dispararon a Marisela en su boda en Amor en Silencio. Donovan y Eloy se dieron a la fuga.

Un señor muy amable que tiene un puesto de flores justo donde yo estaba gritando como que me trató de echar la mano. He’s a great guy to count on AFTER the emergency. El coraje no se me pasó. La cabeza me daba vueltas. Me estaba hiperventilando. No, no, no, un verdadero drama aquello.

 Pasaron un par de minutos, me tranquilicé y me fui haciendo mi berrinche de regreso a mi casa. Cuando pasé por el lugar de los hechos, dignamente recogí mi tapete de yoga que había abandonado cuando fui tras los pelados de la Bondjito. Me acicalé y continué mi trayecto a mi casa.

 La moraleja de esto, amigo lector, es dual:

 A: Uno nunca sabe como va a reaccionar en caso de emergencia. Según yo, cuando asaltan a uno lo mejor y  más racional es acceder a las demandas del vástago del Chapo. Eso es lo que probablemente debí de haber hecho. Pero no es como que me dieron oportunidad de analizar la situación. Mi plan de escape y los posibles desenlaces que pudo haber tenido esta historia. Salió así porque mis neuronas me pidieron actuar de esa manera pero por favor NO LO INTENTEN EN CASITA. Lo que si es que si mi vida fuera una serie (en mi mente, lo es) esta escena hubiera estado cabronsisisisisimo filmarla. Stage combat y todo.

 B: Tenemos que tener mas cuidado y conciencia de donde se toma uno selfies.

 

 

Ven? IRONMAN!

#selfiepeligro

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